no está de adorno. de hecho, es un mal adorno. no solo es grande, sino que es imposible que pase inadvertido. y pensamos que nunca lo vamos a usar. hasta que lo necesitamos, ergo, lo usamos.
una vez lo usé.
había olor a quemado, y de repente grité: fuego! fuego!
corrí al matafuegos. y lo usé!
y mis zapatitos verdes quedaron blancos.
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